lunes, 20 de junio de 2011

CONVENCER PARA VENCER

“Es la economía, estúpido”, este fue el lema principal de la campaña de Bill Clinton que lo conduciría a la presidencia de los EE.UU. en 1992. Pues bien, rememorando el eslogan, tras el varapalo recibido por el PSOE en las elecciones municipales del 22M, podríamos decir que el mensaje ha sido: “es la política, estúpido”. No ha sido un toque de atención, sino toda una patada en la boca, resultado de un profundo descontento con nuestras políticas en tiempos de crisis.
En la vida, no son tan importantes las cosas que nos ocurren o nos pasan, sino como las afrontamos y actuamos para superarlas. No estoy de acuerdo en que haya sido la crisis la responsable de los resultados electorales, ha sido la manera en que los socialistas hemos respondido a los desafíos que la crisis económica planteaba y el modo en que hemos explicado en términos políticos las decisiones que se iban tomando.
El avance de la derecha es resultado en parte de un trasvase de voto desde eso que llamamos centro, un espacio de ideología difusa donde el elector prima la eficiencia y eficacia de los gobernantes. Entre estos ciudadanos ha calado la sensación de que el gobierno era incapaz de tomar medidas claras y eficaces, como si la eficacia de las medidas económicas pudiera ser instantánea en una economía de mercado globalizada y compleja. Por otra parte, se ha producido una desmovilización del votante de izquierda hacia la abstención o un trasvase de voto a Izquierda Unida, porque la sensación de muchos es que el reparto de los sacrificios ante la crisis no ha sido equitativo y no se han exigido responsabilidades a los causantes del desastre.
Mientras nos escondamos tras coartadas para enmascarar nuestra responsabilidad, seguiremos repitiendo errores y cosechando malos resultados. Estoy de acuerdo con las voces que piden una reflexión profunda sobre la situación. Cuando el fracaso es colectivo esta reflexión debe ser compartida por toda la organización y abierta también a los que simpatizan con nuestras ideas. La única manera de recuperar la confianza de la ciudadanía es identificar los errores, reconocerlos y cambiar.
La Conferencia Política propuesta para septiembre de 2011 es el espacio adecuado para un profundo debate, que debe tener tres ejes; las políticas socialdemócratas que den respuestas a la crisis económica, al empleo y el cambio de modelo socio-económico necesario para no volver a recaer; el partido como organización útil a la ciudadanía y motor de las reformas necesarias; y el modo de relacionarse con la ciudadanía, innovar instrumentos de participación política para tratarlos como ciudadanos todos los días, no votantes cada cuatro años.
Ahora que la derecha envalentonada con los resultados, comienza a hablar de que lo público tiene que dar un paso atrás para que lo ocupe lo privado, es más necesario que nunca un discurso socialdemócrata que defienda la ética de la consideración del espacio público de convivencia como elemento fundamental de ciudadanía. Son los que defendieron que la economía es un ámbito privado, donde no debe haber injerencia de la política, donde los códigos éticos no tenían cabida dejando campar a sus anchas a la codicia desmedida, los que propiciaron el terreno abonado para el desastre financiero que contaminó velozmente la economía global.
Cuando me refiero a lo público no hablo de estatalización, sino de introducir criterios de transparencia y reglas de buen gobierno en las grandes empresas y la banca, de poner límites a las retribuciones de los directivos de las grandes empresas, que no olvidemos que reciben dinero público o tienen importantísimos contratos con la administración en su gran mayoría, de promover su compromiso con la sociedad como una parte sustancial de su razón de ser, de unas reglas de juego de los mercados que impidan que los poderosos abusen de su posición dominante y las relaciones entre los agentes que operan en la economía se produzcan en condiciones de mayor igualdad.
Una mayor transparencia, comportamiento ético y buen gobierno democrático, son exigibles a todos los poderes, a los políticos, los económicos, los medios de comunicación. Es un debate que han abierto los ciudadanos descontentos que comenzaron sus movilizaciones el 15M, y que es necesario abordar porque demuestra un profundo malestar que si no se canaliza desde las libertades y la democracia puede tener efectos no deseados ni deseables.
Yo animo a la Ejecutiva Provincial de mi partido, a mi Secretario General a que promueva el debate y la reflexión necesarios en Málaga, a que se rodee de compañeros y compañeras que preparen una Conferencia Política participativa y abierta a la sociedad, para salir de esta situación cuyos orígenes vienen de largo con fuerza y energías renovadas, a que sigan trabajando con el espíritu con el que comenzó Miguel Ángel Heredia en su propósito de realizar un cambio profundo mirando al futuro.
Son necesarios los debates oportunos, los debates de ideas para convencer, con inteligencia y sensibilidad ante el dolor de los demás. Los debates de los que mandaron y ya no mandan en el partido, que añoran otros tiempos porque fueron mejor para ellos son debates oportunistas, y los que los promueven es que no se han enterado de nada.
Publicado en MálagaHoy el 10 de junio de 2011.