sábado, 5 de julio de 2014

UN TAL PEDRO SÁNCHEZ

En Fuego y Cenizas Michael Ignatieff relata su experiencia en la primera línea, cuando asumió en tiempos difíciles el liderazgo del partido liberal canadiense. El fuego de la carrera política de este intelectual al frente de un partido históricamente vertebral para su país, terminó hecho cenizas tras sufrir la peor derrota de su historia. En el capítulo final lanza un mensaje esperanzador. Lejos de destilar amargura, defiende la política como un ejercicio noble, útil y necesario, la eterna propuesta progresista: compartir nuestro destino y vivir justamente unos con otros. Una llamada a los jóvenes que vendrán, más decididos, más valientes y más dedicados, para que respondan a los desafíos de su tiempo.

            La situación guarda enorme paralelismo con la que vive el partido socialista en España. Una organización política con 135 años de historia en los peores momentos de nuestra etapa democrática. En una sociedad de mayoría progresista, un gobierno de la derecha ha demostrado su incompetencia para resolver los graves problemas de la economía y el empleo, siendo sin embargo implacable en su afán demoledor del Estado de bienestar, mientras elección tras elección el PSOE pierde votos. Un profundo sentimiento de necesidad de renovación se ha instalado entre  militancia socialista y votantes desencantados. Hemos iniciado un proceso democrático en el que el único poder será el del valor de un militante y su voto libre y secreto. Quien conecte mejor con los sentimientos, deseos y reflexiones del conjunto de la militancia será el elegido como Secretario General.

            En tiempos de adversidad sólo transmite confianza quien alberga en sí la fuerza y la voluntad para superar con su trabajo las dificultades. En tiempos que exigen cambios profundos para reinventarse, sólo puede ofrecer renovación quien no tiene mochila por no haber formado parte de la anterior dirección. El candidato Pedro Sánchez reúne ambas cualidades. Es un militante de base que ha construido su candidatura desde la base, viajando por todas las agrupaciones en su coche, escuchando y hablando con miles de socialistas, alojándose en sus casas y compartiendo su hogar. Ha estado siempre disponible y dispuesto para colaborar con los encargos del partido, la última vez en la pasada Conferencia Política, sin formar parte de la ejecutiva saliente y con distancia para hacer una reflexión crítica sobre nuestro pasado más reciente.

            Pedro se ha ganado el derecho a ser escuchado, por su trabajo, ilusión y ejemplo ético a lo largo de su biografía. Doctor en económicas y profesor de universidad, preparado y con experiencia profesional fuera de la política, profesa la política como vocación pero no es su profesión en la vida. Es un militante socialista y ciudadano comprometido con su partido y con su país. Y tiene mucho que decir.

            Propone una regeneración profunda de la política española haciendo los cambios que la gente reclama. Limitar los mandatos, poner fin al aforamiento de cargos públicos y suprimir indultos a políticos condenados por corrupción, eliminar las donaciones privadas a partidos superiores a 2.000 euros, desbloquear las listas para que la ciudadanía aumente su capacidad de seleccionar a sus representantes y las primarias abiertas para elegir candidatas y candidatos.

            Propone reformar la Constitución con amplio consenso y amplio apoyo ciudadano en referéndum, una solución federal para unir España en su diversidad, la colaboración entre Estado y Comunidades Autónomas garantizando financiación suficiente para atender servicios públicos esenciales como la educación y la sanidad, incorporar nuevos derechos de ciudadanía en su texto como la atención a la dependencia y la erradicación de la exclusión social.

            Propone una reforma fiscal progresista en la que paguen más los que más tienen, sin lugar a que las empresas tributen en paraísos fiscales, persiguiendo implacablemente el fraude fiscal. Una política económica que defina a qué queremos dedicarnos para crear más y mejor empleo en una economía global, potenciando sectores en los que somos altamente competitivos como el turismo, la cultura, el agroalimentario y las energías renovables.

            Una sociedad que recupere la esperanza en que juntos podemos hacer del futuro un lugar mejor donde vivir. Un proyecto colectivo ilusionante, para una España laica, moderna, con valores republicanos, feministas y defensora del medio ambiente. Pedro Sánchez está comprometido con miles de mujeres y hombres progresistas en este propósito para el PSOE y para España, el de hacer renacer el socialismo de sus propias cenizas cuan ave Fénix.

Publicado en La Opinión de Málaga el 5 de julio de 2014.

miércoles, 2 de julio de 2014

REPUBLICANISMO

       Si la Ley que hace una comunidad de hombres libres está guiada por la virtud cívica, será una Ley que defienda y exprese el bien común y el interés general. No será una Ley bajo la que determinadas minorías y algunos hombres poderosos defiendan mejor sus intereses particulares, sino una Ley que impida que unos hombres imperen sobre otros hombres…La república de la libertad empieza allí donde acaba la tiranía de la necesidad. Estos son los rasgos característicos del republicanismo cívico expresados por el profesor Andrés de Francisco en su libro La mirada republicana. Más allá de la cuestión formal de cómo designar al Jefe del Estado, lo sustancial es qué función debe cumplir el Estado y cómo debe ser la relación de ciudadanas y ciudadanos con él para garantizar su libertad.

       No es tanto la forma de gobierno en definitiva, como la forma de gobernar. Para el republicanismo democrático el Estado debe estar socialmente orientado, con políticas que nos protejan de la tiranía de la necesidad que acecha siempre, pues todos jugamos sin saberlo números en la cruel lotería de la adversidad. El desempleo, una enfermedad, una catástrofe natural, pueden arruinar nuestra vida si no existe un sistema de protección solidario que nos proporcione seguridad y confianza. Decía Stuart Mill que lo mismo da encarcelar a los hombres que privarles de los medios de ganar su pan y no le faltaba razón. La pobreza y la exclusión social son armas de destrucción masiva de la libertad.

       El otro gran enemigo de la libertad es el ejercicio abusivo del poder, de todo tipo de poder, ya sea político, económico o ideológico. Al igual que Ulises en La Odisea pidió a sus compañeros que lo atasen al mástil del barco para no sucumbir al canto de las sirenas, el poder necesita ataduras que protejan nuestra libertad ante la tentación de su uso arbitrario y abusivo por quien lo ejerce. Las instituciones democráticas y las leyes deben cumplir esta finalidad. Por eso el poder político debe estar dividido funcional y territorialmente, para evitar la acumulación excesiva sin contrapoderes. Por eso el poder económico tiene que estar regulado, para que no se produzca un abuso de la posición dominante que elimine la competencia y las bondades de la economía de mercado. Por eso tienen que existir medios de comunicación en número y variedad tal que expresen el pluralismo ideológico que existe en una sociedad de individuos libres.

       Hoy el huracán de esta terrible y prolongada crisis económica nos ha abierto los ojos sobre el estado de nuestra democracia. La percepción de una mayoría de la ciudadanía es la de un edificio enfermo, con enormes fallos estructurales en la mayoría de las instituciones que lo sustentan. En política la realidad está hecha sobre la base de las percepciones que se instalan en la gente y ante este estado de ánimo generalizado algunos proponen derribar el edificio para construir uno nuevo idealmente perfecto. El problema es que olvidan algo muy importante, que vivimos personas dentro. Desde el populismo se ofrecen soluciones que, o bien son respuestas imposibles a problemas reales, o bien ocultan deliberadamente el sufrimiento que ocasionarían en la mayoría de la ciudadanía sus recetas aparentemente benéficas.

        Ante este estado de cosas mi propuesta es que hagamos reformas inteligentes, que sean posibles de realizar para no añadir más sufrimiento y frustración a una sociedad tan castigada por el desempleo y el empobrecimiento generalizado, que busquen grandes acuerdos para repartir las cargas de la crisis con justicia y que nos encaminen hacia un propósito esperanzador que nos devuelva la confianza en un futuro mejor. Un nuevo tiempo político exige la altura de miras de no limitarnos a un aspecto parcial de nuestra Constitución, la designación del Jefe del Estado, sino emprender una profunda reforma que actualice nuestra norma de convivencia fundamental. Si como decía Thomas Jefferson en su célebre carta a James Madison cada generación tiene derecho a su propia constitución, es el momento de asumir nuestra responsabilidad como lo hizo la generación de nuestros padres en la Transición española.

         Tres ejes deben centrar a mi entender los debates en torno a la reforma constitucional. En primer lugar el Estado social, con la inclusión del derecho a la vivienda y a una renta básica como derechos fundamentales, que impidan la exclusión social y la pobreza extrema. En segundo lugar el Estado democrático, introduciendo reformas en la ley electoral para acercar representantes a representados, transparencia en el ejercicio del poder y limitación de mandatos, así como la cuestión de la designación del Jefe del Estado y el régimen jurídico al que debe estar sometido. En tercer lugar el Estado autonómico, desde una propuesta federalista que resuelva la financiación suficiente de las autonomías para atender los servicios que prestan, las competencias que deben asumir en función de la eficiencia que proporciona la cercanía y con un Senado como verdadera cámara territorial para promover la colaboración.

       Se trata de un republicanismo que empodere políticamente a la ciudadanía. De un republicanismo que fortalezca los poderes democráticos ante los oscuros poderes del dinero que amenazan nuestra libertad. De un republicanismo que sirva entre otras cosas para someter la economía a reglas que coloquen a las personas y sus necesidades en el centro de atención. Hay un joven economista que aspira a ser Secretario General del PSOE que habla de ello, se llama Pedro Sánchez, pero de eso les hablaré en otro artículo. Hasta entonces, salud y república querido lector.

Publicado en La Opinión de Málaga el 2 de julio de 2013.