domingo, 9 de septiembre de 2012

¿HICISTE LOS DEBERES?


Comienza septiembre y los recuerdos de nuestra infancia y juventud nos llevan al inicio del cole. Todavía hoy la contabilidad de la actividad del año la hacemos de septiembre a junio y tras el verano comienza un nuevo curso en estas fechas. Ante el curso político cabe hacer esta pregunta a nuestros gobernantes: ¿hiciste los deberes?

Recientemente escuchamos a Rajoy explicar por qué no está cumpliendo su programa electoral y cómo está haciendo lo que se debe hacer. El Presidente se esconde en un deber moral que lo exime de toda responsabilidad, una coartada para explicar por qué hace lo contrario de lo que prometió. Él se ve  firme defensor de los derechos de los trabajadores, de la igualdad de la mujer, de la escuela pública, de la sanidad igual para todos, del sistema público solidario con los que pasan dificultades. Pero la malvada y odiosa bruja “Realidad” no se lo permite y lo obliga a caminar por la penosa senda de los recortes del Estado de bienestar muy a su pesar, a subir hasta el IVA de los chuches para disgusto y decepción de la niña de su debate.

Si lo piensan bien y recordamos sus discursos en campaña, su comportamiento se resume en un criterio que dejó claro en todos sus discursos: si ganaba las elecciones haría las cosas “como Dios manda”. Parece no decir nada pero lo dice todo. Su sentido del deber supone ser obediente con quien tiene poder para mandar. Llevado el planteamiento a las cuestiones terrenales de la economía, la sociedad y la política, está aprovechando el miedo paralizante que genera la crisis en la ciudadanía, para aplicar un programa de reformas siguiendo una agenda ideológica ultraconservadora de retroceso en las libertades y de desmantelamiento del Estado de bienestar como modelo solidario de acceso a la educación, la salud y la protección social.

Hay que decir que Rajoy es un alumno aplicado, que está haciendo los deberes con esmero y buena letra, obediente con los dictados de la seño Angela Merkel, candidato a ser el primero de la clase. Ha hecho una reforma laboral que facilita el despido, que debilita la capacidad de los sindicatos de defender los derechos de los trabajadores, que deja a capricho del empresario establecer las condiciones de trabajo que desee sin cortapisa alguna, que no crea empleo sino más bien todo lo contrario como la bruja “Realidad” nos muestra. Está deteriorando las condiciones de calidad de la escuela pública, pero mantiene e incrementa la financiación de los centros privados, incluso los que segregan a los alumnos por género. El desarrollo de la Ley de Dependencia está severamente comprometido, pero si una mujer está embarazada de un futuro dependiente se la condena a tener ese hijo y arreglárselas como pueda. El sistema sanitario público cada día es menos universal y da menos prestaciones, ampliando la oportunidad de negocio de la sanidad privada. Y a “los de la ceja” les va a dar su merecido por librepensadores y libertarios con la subida del IVA a la Cultura.

Yo soy yo y mis circunstancias que decía Ortega y Gasset, pero esta afirmación tenía un correlato que salvaba al ser humano del pesimismo determinista de su afirmación: si no actuamos sobre nuestras circunstancias estaremos condenados a someternos a ellas. Y es éste el cometido de la política, identificar bien las circunstancias de la realidad para con inteligencia y voluntad ser capaz de cambiar el estado de cosas de cada tiempo. Podemos coincidir en que es necesario sanear el sistema financiero para que el dinero y el crédito vuelvan a circular activando la economía productiva, pero quienes necesitan ser rescatadas son las personas que viven con angustia el dilema entre pagar la hipoteca y alimentar a sus hijos. El dinero que vamos a dar a la banca para sanear sus balances puede y debe llegar pasando por las familias que no tienen trabajo y no pueden pagar sus hipotecas. Y no vale esconderse tras el burladero de la legalidad para lidiar este toro, podemos y debemos cambiar democráticamente las leyes para hacerlo posible, para rescatar a la ciudadanía de los poderes económicos.

Es necesario escribir el cuento de otra manera, un cuento de esperanza en el que “Democracia” sea la heroína que se enfrente a la bruja “Realidad” para vencerla y rescatar a la ciudadanía de los poderes oscuros que manejan los hilos de la economía globalizada. Estos son los deberes que debe hacer un gobernante democrático, ofrecer alternativas políticas que transformen la realidad para salir de esta crisis preservando las libertades, la igualdad, la justicia y el modo solidario de convivencia que representa el Estado de bienestar. Tenemos formas diferentes de entender qué es hacer nuestros deberes, cada cuál se ha educado en un entorno social distinto. Yo fui a una escuela pública de un barrio obrero de Málaga.

Publicado en La Opinión de Málaga el domingo 9 de septiembre de 2012.