A menudo necesitamos
recapacitar sobre el sentido de las acciones humanas, su alcance, sus límites y
sus motivaciones. Los romanos tenían por sabia costumbre recordar a sus
generales victoriosos su condición de seres mortales, para conjurarlos del
riesgo de engañarse y sentirse dioses bajo los laureles de la victoria. Una voz
al oído les recordaba la máxima mira
hacia atrás y recuerda que sólo eres un hombre, dando el justo significado
político y militar a su triunfo.
En el reverso del carnet del PSOE está escrita una frase
de Pablo Iglesias que dice: sois
socialistas no para amar en silencio vuestras ideas, ni para recrearos con su
grandeza y con el espíritu que las anima, sino para llevarlas a todas partes.
Una frase para no olvidar, para tener siempre muy presente, que resume
sintéticamente el sentido que debe impulsar a un partido político de izquierdas
si quiere mantener su razón de ser. No dejar nunca de ser un instrumento útil a
la ciudadanía, capaz de elaborar propuestas políticas para resolver los
problemas de la gente y con capacidad de conexión con la sociedad en un diálogo
abierto permanente.
Recuperar la confianza de quien te ha dado la espalda
requiere tiempo y no depende de uno, pero emprender el camino para hacerlo
cuanto antes no puede retrasarse ni un instante más y es una tarea para la que
no hay excusa posible. No quiero ni oir hablar más de no toca, de no es el
momento o de con la que está cayendo. Con ese discurso hemos perdido más de un
año en la tarea que los socialistas nos propusimos en el 38 Congreso celebrado
en febrero de 2012 de renovar los modos de hacer política en el partido y hacia
la sociedad. Los discursos que no favorecen una mayor libertad de la
militancia, avanzar en democracia interna y favorecer el ejercicio de la sana
crítica colectiva suenan poco a socialismo.
La decisión democrática de los compañeros del PSOE de
Galicia de convocar una consulta a toda la militancia para elegir a su
Secretario General, fue una bocanada de viento fresco en la organización, que
atisbó la esperanza de que por fin el anhelo de un militante un voto pudiera abrirse
camino. Ahora parece que hay dudas en el ánimo de la dirección federal para
hacerlo posible. Pues bien, me parece un error porque es ir contra los tiempos
en un momento histórico donde es preciso tener la audacia de abrir el partido a
la sociedad, comenzando por abrirlo a nuestras afiliadas y afiliados.
Decía el personaje de la famosa novela de Richard Bach
que los enemigos del ser libre son el
miedo, la ira y el aburrimiento. Pues bien, es momento de valor para abrir
un proceso participativo para cambiar, de diálogo para que la tarea sea
colectiva de un modo abierto a todas y todos los que lo deseen y de generar
esperanza en la ciudadanía de izquierdas porque somos capaces de impulsar un
cambio de rumbo en la crisis.
Los procesos los impulsamos las personas, no son inercias
que se conducen solas y nacen por generación espontánea. Para que un proceso de
cambio sea creíble, tiene que identificarse con un liderazgo que personifique
los valores que desea promover. Esta por hacerse un relato justo del papel de
los socialistas en el intento de gobernar los comienzos de la crisis, tan
difícil de acometer ahora por el daño que hicieron los que pensaron que
sacrificando a Zapatero habría salvación para ellos, cuando la realidad es que
en ese fuego hemos ardido todos. Acto seguido es preciso tomar la
responsabilidad y el riesgo de explorar nuevos caminos en el socialismo español
y europeo, porque el tiempo que nos ha tocado vivir exige preguntas innovadoras
que pongan en cuestión lo que muchos no se atreven a cuestionar y que está en
el origen de los males que padecemos, este capitalismo despiadado y
deshumanizado que hemos dejado que crezca como un Leviathan al que ahora hay que
dominar para que no nos domine.
Los laboristas británicos eligieron el camino del cambio,
con un joven Ed Miliband que se presentó con el lema quiero un partido abierto a la sociedad, avanzando como alternativa
convincente a los conservadores en el Reino Unido. Cada momento histórico tiene
su generación y ahora nos toca a los socialistas españoles encontrar a nuestra
o nuestro Ed Miliband para iniciar el camino de la ilusión, la esperanza y la
capacidad de soñar con otra sociedad posible. Para que como decía Neruda seamos el mar que continúa, la fortificación de la
esperanza, un minuto de sombra no nos ciega.
Publicado en La Opinión de Málaga el 26 de abril de 2013.