Ante
su manifiesta incapacidad para cumplir su compromiso de sacarnos de
la crisis, las derechas española y catalana pretenden
enredarnos en la tela de araña del debate territorial. Rajoy y
Mas están aplicando las mismas recetas de recortes del Estado
de bienestar desde sus gobiernos, injustas e inútiles para la
reactivación económica y la creación del empleo
que prometieron. Extienden la tinta de calamar de enfrentar dos
nacionalismos, el español y el catalán, para ocultar el
verdadero debate que interesa y preocupa a la mayoría social
en este momento, la necesidad de encontrar juntos una salida justa a
la crisis.
La
reciente España de las Autonomías, la que nace con la
Constitución democrática de 1978, vino a resolver uno
de los problemas ancestrales de nuestro país. Ha sido la
respuesta a una circunstancia que algunos se empeñan en negar,
la diversidad cultural de los territorios que componen nuestra
realidad histórica. Una respuesta basada en el respeto de las
diferencias, entendiendo la lengua, las singularidades de cada
territorio y de las gentes que lo habitan, como una riqueza a
preservar. Una España en la cual, sin renunciar a la identidad
de cada uno, todos podamos sentirnos españoles en un proyecto
de tolerancia, confianza y respeto mutuo.
Algunos
se han empleado a fondo durante años buscando réditos
políticos partidistas, en agitar los vientos del
enfrentamiento entre territorios. En calentar el ambiente pintando
una España al borde de la ruptura de la convivencia pacífica.
Ahora recogemos sus tempestades con el ascenso del nacionalismo
independentista en País Vasco y Cataluña. El Partido
Popular, secuestrado por la derecha más extrema, se ha
instalado en el discurso contra las autonomías de aquel joven
Aznar que escribía soflamas reaccionarias en el Diario de La
Rioja.
La
realidad es otra. Es la de una Cataluña desarrollada
industrialmente con la aportación de trabajadores andaluces y
extremeños, que se integraron en la sociedad catalana sin
renunciar a su cultura. Donde cuando llega la primavera celebran su
particular Feria de Abril y hablan andaluz y catalán, pero no
en la intimidad, sino en festiva convivencia. La de una Andalucía,
a la que el inicio de la Guerra Civil le impidió ser una
comunidad histórica, pero que hizo historia el 28F de 1980
levantándose cívicamente para conquistar el derecho a
igual autogobierno que catalanes, vascos y gallegos.
Una
reflexión serena sobre el desarrollo de las autonomías,
basada en estudios rigurosos y solventes, muestra una realidad en la
que la igualdad no se ha visto dañada por la diversidad
cultural y política, y lo más importante, que las
distancias entre los diferentes niveles de bienestar entre
territorios han disminuido considerablemente. Sin duda el sistema es
mejorable, sin duda la experiencia de estos años y los tiempos
demandan abordar la no duplicación y una mejor coordinación
entre administraciones. Desde el PSOE se ha iniciado un proceso de
reflexión sobre el modelo de Estado, para afrontar un futuro
que garantice la convivencia pacífica de todos entendiendo la
diversidad como un valor positivo. Es posible hacer juntos un camino
por la senda del federalismo cooperativo y social, que concilie la
mayor autonomía política de los ciudadanos de cada
territorio con la inclusión participativa en una voluntad
común de ser españoles. No es cierto que las autonomías
sean un problema para la economía del país. El 55% de
la población mundial, que representa el 65% del PIB global,
vive en estados federales como Alemania y Estados Unidos, con
economías competitivas en un mundo globalizado. Son los
factores relacionados con su estructura económica, como la
educación, las infraestructuras, los sectores de actividad
productiva, los que explican la fortaleza de la economía de un
país más que el modo de organizar el poder territorial.
Son
necesarios gobiernos cercanos a la ciudadanía, que se ocupen
de servicios públicos como la salud, la educación, la
cultura, la atención a la dependencia y las prestaciones
sociales. Nuestra propuesta es hacerlo caminando juntos por la senda
de una España unida y diversa, hecha con valores de
convivencia y solidaridad. Una España en la que un andaluz
d´Esplugues pueda celebrar la Feria de abril en Cataluña
y un catalán de Sevilla pueda investigar con células
madre en Andalucía. De todo esto, habla mejor que yo una mujer
socialista, catalana de abuelos andaluces, profesora de derecho
constitucional y que fue primera teniente de alcalde d´Esplugues
de Llobregat, su nombre es Carmen Chacón.
Publicado en La Opinión de Málaga el 22 de noviembre de 2012.